jueves, 13 de noviembre de 2014

Intolerancia religiosa: causas y consecuencias

Desde los inicios de la civilización humana han existido conflictos producto de diferencia respecto a los ideales de ambos lados, pero existe un tema en especifico que ha causado guerras, acabado con civilizaciones enteras, e incluso ha sido motivo de genocidios: Las creencias religiosas.

Es sabido que el creer en un ser superior es un tema de suma importancia en la vida de casi todo ser humano, hasta el punto en que esto puede llegar a definir quien eres, y la forma en la que los demás te verán. Pero ¿qué pasa cuando existe alguien cuyas creencias religiosas no son de tú agrado, o viceversa?. La intolerancia religiosa es un tema controversial en estos días gracias a las diversas leyes que existen respecto a la tolerancia, además de la declaración universal de los derechos humanos, que estipula que ningún ser humano puede ser discriminado por sus creencias religiosas.

Nuestra imperfecta condición de seres humano nos hace pensar que lo único verdadero y correcto es aquello en lo que nosotros mismos creemos; error que nos puede llevar a ser intolerantes cuando observamos que otra persona posee creencias diferentes a las nuestras.

Y bueno, es completamente normal que no estemos de acuerdo con los ideales religiosos de nuestro prójimo; pero ¿Qué ocurre cuando el desacuerdo respecto a temas religiosos se vuelve una obsesión?.
Personas como Adolf Hitler son un claro ejemplo de lo que puede llegar a pasar cuando la intolerancia se convierte en odio. El canciller y posteriormente presidente de Alemania, alegaba que los Judíos eran una raza inferior que estaba destruyendo a su querida patria, además de quitarle pureza a la raza aria. Este hombre fue responsable de 17 millones de muertes, entre ellas 6 millones de Judíos y 1.5 millones de Gitanos.

A diario se ve en menor medida la intolerancia de tipo religiosa, en el colegio, el trabajo, la casa, e incluso en la misma iglesia. Por todo lo anterior, y observando la situación tan terrible en que se encuentra nuestra sociedad actualmente, recuerden no juzgar a nadie por sus creencias religiosas, piense en que todos tenemos derecho a pensar y creer en lo que queramos.

Dios se revela como Dios de justicia que libra al oprimido

Desde el principio de la religión cristiana como tal, hemos tenido claro que Dios es un ser superior que nos castiga o nos premia según como sean nuestras acciones en vida, y el premio o el castigo son eternos una vez finalice nuestra estancia en la tierra.

En las sagradas escrituras siempre se ha hablado de que Dios no prometió una recompensa en vida a nuestras buenas acciones, pero de la forma en la que obremos, así serán nuestras bendiciones y nuestra vida eterna. Por otra parte, tampoco dijo que los malos serían castigados en vida; pero quien mal obra, mal termina.


Cuando Jesús llegó a la tierra, nos enseñó que es nuestro deber ayudar a quien más lo necesite. Pero debemos entender que una persona necesitada no es solamente aquel cuyos bienes materiales no son ostentosos, ni aquel que muere de hambre o de frió. El necesitado también es aquel que tiene el alma vacía, alguien cuyas ataduras son tan grandes que no hay poder humano que lo libere, o aquel que sufre de opresión por parte de una fuerza superior a él; por suerte existe un ser sobre natural que tiene la fuerza suficiente para liberar a todo aquel que se encuentre oprimid: Nuestro Dios, que es un Dios de justicia.

Dios nos ha demostrado desde hace mucho tiempo que no hay pena que sea eterna, ni mal que no se pueda superar, porque con su ayuda y misericordia todo lo que debe pasar, ocurre. Además Dios nos ha enseñado que nadie termina sin su castigo o su recompensa, y todo lo que hagamos, sea bueno o malo, será visto por él, para después recibir de su parte aquello que merecemos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Hacer o rezar?

Dicen que para conectarnos con Dios, lo mejor que podemos hacer es rezar; pero hasta cierto punto, alabar al señor puede convertirse en una actividad sin una utilidad especifica que beneficie significativamente al mundo. Aunque bueno, muchos creen que la oración tiene poder, pero ¿no crees que nos conectamos mejor con Dios si hacemos cosas que ayuden a tener un mundo mejor? 


Personas como Agnes Gonxha, mejor conocida como Teresa De Calcuta, son el mejor ejemplo de que ayudar a los demás es la manera más eficaz de ganarse el reino de los cielos; claro esta, siempre y cuando realicemos estas acciones sin intensión alguna, porque lo que se hace debe ser de corazón, con el único propósito de ayudar a quien más lo necesita y agradar a Dios. Recordemos que este fue el ejemplo que nos dio Jesucristo en vida, persona que se dedicó a ayudar a todo aquel que tuviese alguna necesidad tanto física como espiritual.

Personalmente creo que las personas que todo el tiempo se encuentran rezando y pidiendo por diferentes causas, pueden llegar a ser egoístas, ya que están realizando una actividad en pro de ellos, y no de los demás; en lugar utilizar el tiempo que gastan rezando en actividades que mejoren el mundo en que vivimos, o la calidad de vida de una persona que no cuente con las bendiciones que el señor nos dio a nosotros.


Para concluir, les hago una petición a todos los que lean este articulo: Utilicen el tiempo que gastan rezando en ayudar a los demás, porque eso hará que Dios los vea como lo que su Hijo Jesucristo quería hacer en el mundo, y así tendrán un espacio en el cielo, además de saber que su vida tiene un propósito; porque el que ayuda a los demás, se ayuda así mismo. 

Entonces, me hago la pregunta acerca de qué es mejor ¿Hacer o rezar?